Las noches cambiaron a partir de aquel seis de enero


Hablar de periodismo es fácil para muchos que no conocen el verdadero trabajo que se hace desde el lugar de los hechos, sin embargo; los profesionales de esta rama pasan una serie de dificultades que día a día se convierten en nuevas experiencias que te ayudan para superar hasta los más dolorosos golpes que la vida te da, a continuación conocerán los relatos de este servidor que se enfrentó durante años a situaciones extremas, y a pesar de eso estoy contando la historia desde otro punto de vista.

Por: Edgardo Portillo.

El mundo de las comunicaciones siempre me ha apasionado, y es que desde pequeño nunca imaginé que el periodismo llegaría a convertirse en mi pasión, lo interesante de todo esto es, que la vida me daría un giro interesante debido a que en los diferentes medios que trabajé siempre pedí una oportunidad para ejercer mi profesión pero por cosas del destino mi momento no había llegado, fue así que una luz de esperanza se abrió y se me dio la oportunidad que tanto esperaba.

Fue en enero del año 2013 cuando trabajaba como camarógrafo de exteriores para el área de producción de canal 12, el departamento de prensa de noticiero hechos tenía la necesidad de contratar a un periodista y un camarógrafo para el turno de la noche; al darme cuenta de esta oportunidad ni lento ni perezoso me ofrecí para cubrir ambas plazas y así tener lo que tanto buscaba.

El jefe de prensa en ese momento era Porfirio Mercado, un destacado periodista que ha tenido una larga experiencia para canal 12, al escuchar mi propuesta me miró fijamente y por un momento se quedó pensativo, mis dudas llegaron y por un momento pensé que seguiría esperando la oportunidad que tanto esperaba; tras pasar lo segundos me dijo "mira voy a darte la oportunidad ya que he visto tu trabajo y cualquier cosa tenes mi apoyo".

Tras escuchar esas palabras mi rostro cambió por completo, estaba feliz, pero esa felicidad no me dejaba ver la realidad a la que me enfrentaría; luego de aquella reunión con el jefe de prensa hablamos con mi jefe superior quien no le gusto la idea de que yo pasara a prensa, como decimos a buen salvadoreño puso muchas trabas para que no me fuera del departamento de producción, pero mi decisión estaba tomada y quería por todos los medios posibles entrar a prensa para  hacer periodismo.

Tras una hora de plática llegamos a un acuerdo en el que yo me comprometí a que si no funcionaba en prensa olvidaría todo y regresaría al área de producción, pero yo estaba decidido a quedarme en lo que más me gusta que era prensa; una vez terminado el acuerdo nos reunimos para saber el horario que tendría durante el turno de noche, mejor conocido cómo el turno de los tecolotes, y fue así que se estableció mi hora de entrada a las 9.00PM y mi hora de salida a las 5.00AM, el turno urgía y no podía esperar más para llegar al 15 del mes, entonces me dicen prepárate porque inicias mañana el turno.

Así fue cómo llegue ese seis de enero, día simbólico ya que es en honor a los Reyes magos, es extraño llegar al turno y ver que todos los empleados dejan sus labores para partir a su casa a compartir con su familia y descansar, entre al edificio y vi la soledad, esa que se convertiría en mi compañera de turno mientras estuviese en la base.

Preparé mi equipo de trabajo, pedí el vehículo asignado y revise que todo estuviera en orden, pues no quería llevarme una sorpresa desagradable al momento de traer el material y trabajarlo con el editor; la chica que estaba en el puesto de rastreo me llamó para ir a cubrir una protesta en el centro de San Martín, pues la alcaldía municipal trabajaba en el ordenamiento de los vendedores, sin pensarlo salí  lo más rápido posible para llegar y tener las mejores imágenes.

Al llegar se estaba realizando de manera pacífica el ordenamiento, y aproveche para hacer mi trabajo, la parte difícil fue entrevistar a mis fuentes no por lo que preguntaría, más bien por no tener alguien que me ayudara con el micrófono a tenerlo y poder preguntar yo, pues todos los medios trabajan con sus equipos completos ( Periodista y camarógrafo ) y yo hacía la función de ambos, pero siempre hay personas que le ayudan a uno en su trabajo y esto es muestra que Dios te pone en los momentos más necesitados a un ángel.

Terminé la entrevista y me acerqué a los otros periodistas que estaban trabajando, me identifique y les comuniqué que a partir de ese día estaría cubriendo el turno de noche, todos me preguntaron que quién era mi periodista, sin embargo le expliqué que el periodista y camarógrafo era yo; con un poco de asombro me vieron y posteriormente me dieron la bienvenida; luego de eso nos intercambiamos los números telefónicos para estar comunicados y compartirnos las emergencias que surgieran durante la noche y madrugada.

Lo bueno de ese turno es que la mayoría de profesionales que se encontraban de turno ya los conocía; terminamos la cobertura y a eso de las 12 de la media noche partimos con rumbo al ex-cine México para ir a comer, pues a pesar que es de noche, el cuerpo te sigue pidiendo alimentación tras tener una jornada de trabajo, comimos unos panes con frijoles recién molidos y queso filadelfia, una mezcla perfecta para opacar el hambre, y para calentar el cuerpo que mejor que un chocolate con leche bien caliente.

Tras eso cada uno fue a sus lugares de trabajo para seguir con su jornada, yo hice una ronda por todo San Salvador para buscar más noticias, pero tenía que regresar para trabajar el desalojo. Llegue al canal y comencé a escribir los hechos, a pesar que no sabía por donde iniciar la nota, me preparé un café, me senté frente a la computadora y me quede pensando que escribir, pero deje todo en manos de Dios y solo pedí sabiduría para contar lo que mis ojos habían visto.

Al termino de una hora mi nota estaba finalizada, me costó hacerla, y es que nadie de los periodistas hará un trabajo perfecto  la primera y menos si vas iniciando, con el tiempo y la práctica es seguro que si se hará, pero las emociones llenaron mi cerebro y me solté a escribir esa nota, los ojos de todos mis compañeros de trabajo estaban puestos en mi, pues sabían que iniciaba una nueva etapa, mi familia estaba feliz y estaban pendientes de las noticias de la mañana siguiente para ver lo que había hecho.

Terminé el turno y me marche a casa a dormir, dormí como león todo el día, al levantarme en la tarde revise mi móvil y tenía muchos mensajes de felicitaciones por la nota realizada, eso me motivó para seguir y dar lo mejor de mi, pues sabía que muchos mensajes fueron de ánimos y de alegría por lo que había logrado, pero solo era el inicio de una gran historia que les contaré durante este blog; el turno de los periodistas en la noche es uno de los más marginados por la mayoría, pero es el más respetado ya que son pocos los que se atreven a realizar el trabajo más peligroso pero al mismo tiempo el más gratificante que cualquier ser humano pueda tener.

Comentarios

  1. Interesante historia, me identifico con el ser camarógrafo y periodista al mismo tiempo, muchas veces el hacer encuadres y mantener el micrófono visible frente a cámara es un lío....

    Saludos colega!!

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